*Por Cecilia Curia
Bs. As. alberga secretos y criaturas siniestras. Entre libros y objetos antiguos se esconde algo más, algo que trastocará la vida de Santiago Lebrón arastrandolo hacia una sed a la que deberá controlar o sucumbir.
Pero nada es tan sencillo, no cuando se está entre el amor (que despierta e incita esa sed) y los Anticuarios (que procuran controlar, eliminar a quienes sucumben a la sed).
Leer LOS ANTICUARIOS de Pablo de Santis, es adentrarse en ese mundo melancólico y misterioso, es dejarse llevar y envolver por la sed.
“Hace muchos años que soy dueño de una librería de viejo. Está en el pasaje La Piedad; la calle es angosta y eso evita el agobio del sol. Me siento protegido entra libros, que forman paredes irregulares, los muros de mi castillo. Ya en tiempos de su antiguo dueño (Carlos Calisser, alias el Francés) la librería se llamaba la Fortaleza. Atrás está mi despacho y una escalera por la que subo a mi dormitorio. Tengo una otomana, una mesita de luz de madera lustrada, un velador de bronce. No necesito más. El cuarto no tiene ventanas. A pesar de mi edad, no me hacen faltani lentes ni la luz del día para leer.”
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